El Camino a la DS

 

No estaba cerca. Ni era donde yo pensaba tampoco. El Bajo Flores no es Kosovo. A Kosovo eventualmente llegó ayuda humanitaria. El tema es que era ese día o nunca. La Nintendo DS Lite que busqué tanto tiempo por fin se materializaba. El vendedor no me inspiraba ninguna confianza, sobre todo por este mail tan halagueño cuando yo estaba a pasitos del lugar de encuentro:

“Ah, la DS tiene un cargador pero me olvidé el transformador, si queres lo hacemos otro día”. JAJAJAJAJAJA.

La retahíla de insultos dentro de mi ser jamás conoció el aire libre. Pero masticaba bronca.

La venta era una bicoca desde todo punto de vista. 450 Pesos Argentinos. Al precio que está el dólar oficial en nuestro país, poco más de 50 de los verdes norteamericanos. Si buscan e indagan lo suficiente en el largo y ancho mundo que es eBay van a encontrar que es –números más, números menos- el precio que piden los norteamericanos, cuando en mi país, Argentina, piden cerca del doble. Y encima, ésta DS venía con cargador y trafo, el susudicho olvidado por el vendedor, el lápiz, manuales y un juego. Ok, el juego es Enchanted, el de la película homónima de Disney, pero no deja de ser un juego original.

Enchanted

Enchanted

El paisaje fue modificándose en tanto subía la numeración de la Avenida Carabobo. Si, Carabobo, si usted lector es extranjero siéntase libre de reírse como un esculapio, pero se estaría riendo de… EL NUEVO PAPA. En el 1000, todavía era algo agradable. Al 2000 me di cuenta que estaba en un barrio colectividad de coreanos. Un poco más arriba en los números ya deseaba ser Link. No era un lugar para la secuencia SACAR DINERO-MOSTRARLO-RECIBIR APARATO TECNOLÓGICO. No soy lo que se dice un cobarde. Tampoco soy un héroe. Y según un chiste popular, en ese barrio le robaron a Rambo.

Entonces vi al muchachito vendedor. Estaba con un acompañante. De seguridad claramente. En nuestro país es una forma común de robo concertar una venta vía web en efectivo con el vendedor para robarle lo que lleva (o la casa incluso). El chico medía un metro y medio y pesaba 50 kilos si llevara la campera con barras de plomo de Aoi Shingo. Necesitaba desesperadamente un guardaespaldas. El intercambio surgió y por la falta de transformador me rebajó el precio en 50 pesos. La DS me terminó saliendo 400 pesos argentinos. Una verdadera bagatela. Lo mejor de todo es que la consola portátil la venía buscando hace tanto porque sabía que mi esposa (Natalia, la de mi post anterior) quería una desde que a su hermano menor le regalaran una. Obviamente, yo también. Momento Homero/Marge/Bola de Boliche.

Producida la venta procedí a irme. RAUDO. La espera del 133 (un colectivo/autobús) se hizo eterna. Pero llegó por fin. Me subí con todas las intenciones de jugar. Ya sabía que funcionaba pero ahora quería probarla. El día fue excesivamente laborioso y no tuve chance. En el ínterin hice un posteo en un grupo de Facebook sorprendiendo a mi mujer con el regalo. Cuando lo vio me llamó al celular.

-¿Qué es eso que posteaste?- me preguntó.

-¿Qué es qué?

-Lo que pusiste en el grupo.

-Y… lo que dice ahí.

La publicación tenía muchos “Me Gusta” y bastantes comentarios. La gente aplaudía el gesto y hacía chistes alegóricos a la situación. A Natalia le encantó el regalo y yo, que le conté esta misma anécdota, bueno, no es que quedé como Rambo. Pero solo porque a Rambo SI le robaron.

Ahora solo falta conseguir juegos.

 

HernanDiGrezia

Hernán Castaño Di Grezia Redactor en Revista 24Cuadros y NintendoLatino

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