La Historia Detrás Del Héroe Del Tiempo – Parte 4
A lo largo de la Máscara de Majora, la luna se representa como un símbolo de muerte. Es la fuente de los terremotos más poderosos, es aquella voz que se la pasa diciendo a todos los niños que no tienen tiempo que perder.
Termina es un mundo mortal, y todas las cosas mortales eventualmente deben terminar. Esta es la condición que Link acepta en el inicio de la Ocarina, cuando sale del Bosque Kokiri: el va a morir un día. (viéndolo desde la perspectiva del Link Kokiri, no Link Hylian. Ya que Link no tenía conocimiento de esto cuando hizo su elección, y tampoco los jugadores). Al salir del bosque, Link y los jugadores aceptan que algún día perecerán.
El gran conflicto de Majora es el hecho de que se enfrenta a su muerte. El jugador es capaz de observar las diferentes perspectivas de la gente que habita la ciudad del reloj. Algunos huyen de miedo, algunos se esconden en los rincones de sus casas llorando. Algunos abandonan toda esperanza y van por una última copa en el bar, mientras que otros se ponen de pie y se enfrentan a la luna que cae, maldiciendo en un ataque de locura. Algunos piensan en todo lo que ha quedado sin hacer, el amor que se ha perdido, los errores que se han hecho, el tiempo que se ha perdido. Pero hay otros que encuentran la paz. Ellos tienen a sus seres queridos cerca y se preparan para saludar a la mañana juntos.
El jugador tiene dos tareas primordiales: ayudar a la gente de Termina a encontrar la aceptación y la fuerza para ver a la cara a la muerte, y además la de concederle más tiempo para estar vivos.
También hay otros que han sido desterrados del mundo mortal pero siguen deambulando en ella; los muertos vivientes.
Kamaro murió antes de poder enseñar al mundo su baile. Darmani murió antes de poder salvar a su pueblo. Mikau muere mientras su amante aún mira al mar esperando por él y sus crías. La tierra de Ikana ha sido maldecida y los muertos no pueden escapar de ella. Ellos vagan por la tierra, llenando el lugar con sus sollozos. Gibdos vagan bajo tierra, anhelo de placeres mundanos. Sharp y Flat están obligados a su antiguo feudo. El rey y sus siervos se esconden en la oscuridad de su castillo para la eternidad.
Esa escena de Link’s Awakening se repite una y otra vez en Majora’s Mask: almas atormentadas persiguen sus antiguos hogares, el anhelo de un mundo donde ya no pertenecen. Para ellos, Link es el que debe traer la paz.
En el árbol, hay un niño que no se va. El niño se sienta bajo el árbol de la inmortalidad, que se aferra a ella como Gollum aferrado al anillo aquel que prolonga la vida, aunque su belleza se haya desvanecido. Los cuatro niños salen de la zona de juegos, pero el niño que lleva la Máscara de Majora sigue acosando a él.
Este niño quiere que sus días en el patio de recreo que nunca terminen. Skull Kid quería que los gigantes estuvieran con él para siempre. Skull Kid y la Máscara de Majora no pueden soportar la vida en un mundo de los mortales. No pueden aceptar el cambio, no pueden aceptar que las cosas terminan.
Por lo tanto, el verdadero enemigo de la Máscara de Majora es el tiempo mismo. El último y principal objetivo de la máscara es acabar con el flujo del tiempo, para poner fin al mundo de los mortales, donde el tiempo existe. De ahí surge la simbologia de la luna cayendo para destruir la Torre del Reloj.
La Máscara de Majora desea solamente la inmortalidad, un objetivo que tanto en Ocarina of Time y Link’s Awakening están en contra. Koholint se encuentra en riesgo de transformarse en una pesadilla si el soñador se queda demasiado tiempo. El Bosque Kokiri está protegido por una maldición: los mortales que entran en el bosque inmortal se convierten en monstruos. Este tipo de peligro se resume en la batalla al final de la Máscara de Majora.
Cuando el niño sentado bajo el árbol pide jugar con Link, los dos entran en un gigante cuarto infantil pervertido. Está lleno de juguetes mortales: Máscaras que disparan rayos de luz y trompos afilados que explotan. Esta arena es todo lo contrario a los cuartos de los otros cuatro niños.